miércoles, 23 de febrero de 2011

Prismas - Puzzles

Puedes llegar a creer que caes desde el Sol si miras fijamente una farola. Todo eso y muchas cosas más puedes llegar a creer si te dan de comer tres veces al día, te ofrecen ropa nueva, alguien a quien amar y un espectáculo televisivo donde poder llorar sin que nadie te vea.

Pueden hacerte creer que amar es dar golpes de ciego, que volar no existe y que todos aquellos caballos de batalla con una pierna rota no van a ser sacrificados. Todas esas cosas y muchas más que disfrazan y camuflan con parches para mantenerte ignorante.

La vida está llena de prismas pero nadie te va a enseñar eso. Dar opciones, ofrecer posibilidades, todo eso no está contemplado en las grandes agendas. Que nadie se atreva a quitar los parches del ojo pues supone cortar brazos al poder único, cercenar dinastías cuyo fin es el dominio del dominado.

Mi escuela, tu escuela, son fábricas de grilletes. Los gobiernos son galeras atestadas de oro podrido y esclavos con chaqué. El destino es el control, las mordazas, y si uno se resiste, si eso no funciona, nos coserán los labios con billetes.

¿Se supone que has de verlo todo a través del prisma educacional? ¿Se supone que has de tomarte la medicación? Podemos preguntarle a Panero, a Gogol. Suposiciones.

La oblonga línea que separa la eyaculación del espíritu cuando te acuerdas de ella, reducida a tratamientos antidepresivos, nunca a seguir andando, a bagaje, a aprendizaje, a tatuajes, a cicatrices, a mirar las marcas para saber que eso no se hace porque duele, o que se debe hacer porque quizásnecesitemos sufrir para bajar al suelo.

Aprender molesta, llena huecos que han de permanecer vacíos. Así funciona la carrera hacia el olvido forzado. Las metralletas lanzarán mensajes impregnados de odio. La despiadada ergástula en la que te encerrarán por miedo a que digas demasiado, a que pienses demasiado, a que sientas demasiado.

El mundo sigue girando ahí afuera mientras nos creemos hombres libres, capaces de decidir.

Caída libre desde el Sol con las manos atadas a la espalda. Derrumbe de puentes. Terremotos sobre puzzles. Una vida reducida a una mentira: nuestras esposas son sus engaños.

martes, 15 de febrero de 2011

Diálogos incompatibles I

-Alguien empuja las nubes, no me jodas. Y no me vengas con el estoicismo y todas esas corrientes presocráticas. Ya sabes que me paso a los sofistas por los huevos-

-Mi horóscopo dice que sólo me llevaré bien este fin de semana con Libras y Sagitarios. Por cierto ¿qué signo eres? Jamás te pregunté-

-No es normal la manera en que se mueven, imagino bailarinas de vapor de agua, carreras de cuádrigas a base de moléculas de hidrógeno. Creo que o he bebido demasiado o me he drogado demasiado, pero es que me niego a creer que sea únicamente el viento. Hoy estoy romántico y este cielo no lo puede mover el viento-

-Anuk es Géminis ¿verdad? Ahora lo comprendo todo-


-Paso del viento, paso del puto cielo, me va a dar tortículis de tanto mirar hacia el techo de las cosas. Paso de la filosofía, no me hace bien preguntarme tantas cosas. No se dónde coño vamos ni de dónde venimos, sencillamente porque nadie lo sabe aún. No soy más tonto que nadie ni mas listo que los demás. Paso de preguntas en serio, siempre en el suelo y aspirando a volar. Siempre desechando el suelo como la raíz de mis sueños-

-¡Ah! lo olvidaba...El pasado domingo me tragué toda la filmografía de Jim Jarmush con Juanca. De atrás hacia delante, claro, como deben verse las filmografías. Hay que respetar la cronología ¿no crees? Es como si alguien decide juzgarte con proyecciones de tu vida no lineales, a base de saltos arbitrarios en el tiempo a modo de flasback. Para comprender hay que analizar los surcos de las pieles desde el origen hasta el final, de lo contrario podemos correr el riesgo de estancarnos en la endiablada mezquindad de cualquier peca. Está buenísimo este tema. Da una lucidez del copón. Juanca dijo que si fuera tía estaría enamorada de "Bill Murray", aunque lo odia por "GhostBusters". En "Lost in Translation" y "Broken Flowers" admitió haberse masturbado por lo callado y lo mojigato de Bill. Juanca es un enfermo y odia todo lo que tenga que ver con los ochenta. Seguro que hay un nombre para ese fobia. Juanca me ama, me lo dijo el otro día antes de bajar la basura, aunque estábamos muy ciegos-

-Yo te odio desde que te gusta el cine de autor y toda esa mierda de serie B. Tú ves tipos arriesgados donde yo veo niebla y pretenciosos con tirantes. Creo que te pega más Juanca, su colección de cine es más acorde a tus gafas y tus tatuajes de golondrinas-


-Juanca no folla como tú. Juanca no sabe sacar a pasear a Mister T sin que se le cague en el portal y lo peor de todo es que es vegetariano-


-¿Ya te lo has follado?-


-Juanca no tiene tan buen gusto. Le pregunté con que se quedaría de Lynch y el muy gilipollas me dijo que con "Wild at heart" . Además, se come las uñas de manera compulsiva y el otro día leí que las personas que lo hacen son un veinte por ciento más propensos a padecer trastornos depresivos y ya sabes que yo odio buscar un pintalabios y encontrarme de repente con un bote de Fluoxetina-

- Bueno, eso me deja mucho más tranquilo- Dije yo pensando en que ese idiota podía tenerla muy grande pero había obviado "Blue velvet".

jueves, 10 de febrero de 2011

Cagar mientras se escribe o viceversa.

Me voy al baño dispuesto a cagar con sobriedad. Tomo mi Netbook y abro una "nueva entrada". La pantalla casi toda blanca y esa maldita barra negra parpadeante que te achucha a escribir.
¡Vamos valiente, algo bueno o al menos con un poco de sentido esta vez! parece decir con sorna.

La presión intermitente de su parpadeo cierra mi esfínter. No puedo cagar y me estoy cagando. Jamás pude con la presión. Es una de las razones que alegó para marcharse y dejarme con lo puesto. A ella me refiero, no a la barra, esa nunca me abandona.

Escribo algo: Un artista nunca será pobre...

Borro.

Menuda bazofia, menuda farsa, y encima como encabezado, y para más inri aún si cabe robado de tu película de ayer (El Festín de Babette) ¿Es eso todo lo que tienes? Me pregunto con rabia hacia mi mismo.

La barrita negra de los cojones sigue ahí y por un momento creo que se ríe de mi.

No puedo cagar mientras pienso en que escribir. No puedo escribir mientras pienso en que cagar. Aunque si me paro a pensarlo detenidamente e intento mirarlo desde el cielo con una de esas vistas de halcón todo se muestra mucho más fácil.

No puedo desprenderme de dos cosas a la vez desde que me dejaron vivir solo. Creo que perdiendo doble la vida se me va a acabar antes...Y ya saben, letras y mierda de una sola tacada es algo que no me puedo permitir.


domingo, 6 de febrero de 2011

Cerebros clitorianos

Todos esos de la barra que parecen beber por costumbre, acodados con despreocupación mientras simulan leer las etiquetas de las botellas o ver más allá de los secretos del vidrio, otras veces con la mirada perdida en una luz tenue, cuasi apagada, o en un punto fijo que puede ser un cartel de un concierto de los Pixies o un desconchón en la pared provocado por una botella mal abierta, un enfado de un camarero que no servía para psicólogo o una pelea de dos cervezas...

Mmmmm...

¡Ah! Sí, como iba diciendo, todos esos tipos que a priori pudieran parecer sin modales, con pose chulesca y altiva de tipo mal encarado, vaciletas, chuloputas, kies de pastel.

Todos esos fumadores de viento y noches de raso más que de humo, amantes de las Jam Session de los Domingos cuando todo el mundo come salchichas a la cena mientras ve los resúmenes de la liga pensando que mañana será otro jodido lunes, pero que en cinco días será otro tremendo viernes.

Todos esos tipos, algunos con y otros sin sombrero, de caras indefinidas, pantalones indefinidos y jerseys indefinidos, de manos de seda unos, y de esparto otros, de venas como churretazos de miel y de ombligos llenos de pelusas, con perfumes recios con toques de madera.

Todos esos tipos tienen tanto que hablar que callan. Y yo podría entrar por la puerta con la barbilla por encima de la frente y pateando banquetas mientras grito que todos ellos son menos que yo, menos que cualquiera, que me coman la polla porque estoy borracho y tengo aires de grandeza napoleónica, o que se vayan a chuparla que los bares están llenos de asépticos y ascéticos sentimentales. ¿Se imaginan?

¡Que no escriben poemas ni a la de tres porque les da vergüenza sentirse unos maricones por vomitar en horas que no son de trabajo!

Todo eso y más podría y no lo hago...porque en el fondo no lo siento, es pura fachada como la suya, es otra pose y otras gafas de sol indefinidas pero de cristales oscuros para que no te vea nadie pero para tú observar con detenimiento a todo el mundo, porque en el fondo todos ellos quieren lo mismo que yo, en el fondo yo soy ellos y ellos yo. Todos quieren una boca que beba vino con ellos, una almohada a medias, dos cepillos de dientes en el baño, sobras de comida en tupperwares para compartir y un coño, un buen coño de esos que tienen un cerebro como clítoris y dos alas por labios, un cerebro al que follar y follar y follar sin sentir aburrimiento, hastío niaspereza sentimental; un coño con el que volar de la mano, catapultarte o hacer de hombre bala.

Un coño con el que dejar de soñar...

jueves, 3 de febrero de 2011

Besos de Akira

Si tras uno de sus besos tienes la misma sensación que cuando terminaste "Dersu Uzala", estás ante un serio problema. No sabrás si es libertad o rendición, verde o gris, verano o invierno, flecha o escopeta, amor o amistad.

Y los problemas de identificación, querido amigo, son tan inexpugnables como sus ojos mar turquesa, que son de esos con peajes, exámenes y controles policiales con cadenas de clavos.
Las dudas, los temibles saltos al vacío, poner a cada cosa un nombrecito y llamarla como tal. No equivocarse. No resbalar ni tropezar. Disparar cuando hay que hacerlo, y lo peor de todo: acertar.

Y digamos que lo consigues. Aciertas. Diana. Puntería. Celebrémoslo. Y en esa misma noche de cervezas aparecen de nuevo los besos de Akira. Es como si pegas la oreja a la puerta cerrada de la cocina y no sabes si al otro lado hacen el amor o simplemente preparan un desayuno con zumo de naranja y tostadas.

Cuántas veces hemos estado de puntillas en el precipicio y nos ha entrado el canguele. Cuántas, dime. Cuántas hemos andado picando hielo con las cerdas de un cepillo de dientes o intentando espantar las moscas a soplidos.

Los besos de Akira, una vez más. Maldita puta. Nunca me gustaron esas "ambis": ambivalencias, ambigüedades. El regusto a buen jamón en la garganta donde nunca sabes identificar la delgada línea entre lo amargo y lo salado. El ideal del equilibrio salival ametrallado...

Y lo más triste es saber en lo más profundo de tu corazón que quien te disparó era una mujer sin pistolas ¡Eso sí que jode!