jueves, 21 de junio de 2012

Mudas de tiempo

El cuerpo muda las estaciones como un viejo calendario inservible tendido al viento...a latigazos, a golpes de suerte. Mis ternillas, la blanca cascarilla de los huesos, el tuétano de la piel escamosa y lastrada de flores...Todo se pierde con la ausencia de lluvias.
La primavera, coqueta, puta y caprichosa se va dejando olor a ropa mal secada y se marcha lenta, demasiado correosa, como un cojo borracho y enamorado de perder el reloj, como la miel de un bote olvidado que descubres en casa de tu abuela mientras buscas caramelos caducos de pasadas cabalgatas de Reyes Magos.
La vida sigue aunque no haya flores, aunque no llueva, ni siquiera despacito. Y en la parte trasera del autocar recuerdo aquella segunda y sofocante primavera en Sevilla, donde te masturbarte para mi y el verano se negaba a entrar en la habitación por temor al desastre, por miedo a la explosión centrípeta de una polla y un coño colisionando.
Ahora que otro te ve tocarte y que otro te tiende la ropa, y que otro te pregunta cada mañana si quieres el café cargado; yo dejo el verano entrar a mi terraza, libre, sin miedo, sin nada que perder. Y el verano pasa, quizás algo disciplente, con el olor a olla recién abierta, a cloro, a cosas inútiles de plástico compradas en tiendas de chinos, a restos de corrida, a restos de triste nada...


Un verano más, un recuerdo menos.

2 comentarios:

  1. Y por mi cumpleaños, fue lo esperado, aunque en lugar de coño con polla, coño con coño, me sabe mejor.

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  2. y tu verano parece que deja huellas de silencio,quizá el silencio no escrito sea una nueva forma de dibujar tu realidad.

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Huellas